El tipo de colchón que elegimos es determinante a la hora de dormir pues hay diversos factores que pueden influir, positiva o negativamente, en nuestra salud según el colchón que elijamos.
Podemos ahorrar en dolores de espalda, dolores cervicales… Invertir en un buen colchón es determinante tanto para nuestro descanso como para nuestra salud. Es esencial tener conciencia de las características más relevantes a la hora de comprar un colchón para favorecer nuestra salud y evitar riesgos, pues es importante para nuestro beneficio físico y mental.
Los colchones de muelles son los más comunes en nuestra sociedad y, en general, los más recomendados. Proporcionan un descanso firme, son transpirables, buenos para la espalda y recomendados para personas con gran sudoración. Además, suelen ser los más económicos.
Los colchones de látex se caracterizan por su alta elasticidad y comodidad. Son ideales para aquellos que no soportan los colchones duros. Son higiénicos y transpirables. Sin embargo, son las más caros y no siempre se adaptan al cuerpo. Requieren una transpiración y aireación superior en contraste con los otros tipos de colchones. No suelen recomendarse a niños, pero sí a personas mayores.
Los colchones viscoelásticos se caracterizan por su adaptabilidad al cuerpo, firmeza óptima y por su tacto. Se trata de colchones de buena calidad y de precio elevado. Recomendado para aquellos que sufren problemas articulatorios y musculares. Desaconsejado para los que sufren vértigo.
Los colchones de espuma proporcionan un descanso firme, confortable y ergonómico. Dependiendo del tipo de espuma pueden aportar unos resultados óptimos. Al tratarse de un material sintético conserva durante más tiempo su resistencia. Además suelen ser bastante económicos en comparación con el resto. Están recomendados para personas que sufren sobrepeso y problemas de espalda. Los aspectos negativos es que se trata de un material poco transpirable. Se debe tener en cuenta la calidad de la espuma.
También es importante seguir unas pautas de mantenimiento y cuidados para mejorar el rendimiento de nuestro colchón. Es aconsejable girar el colchón, al menos, una vez al mes para que se ventile (de derecha a izquierda y de cabeza a pies). Elije una almohada que se adapte a tu cuerpo para no forzar el cuello y, por tanto, evitar dolores cervicales. Cambia el colchón cada diez años. Procura tener un horario de sueño regular. Lleva una dieta activa y variada. Ventila la habitación diariamente.
Ante todo, es fundamental que el colchón que elijas se adapte a tus necesidades, sea cómodo y proporcione una circulación apropiada. A parte de la edad, si sufres de vértigo, sobrepeso, sudoración, incontinencia urinaria, alergias, problemas articulatorios o musculares, es primordial que consultes a un especialista del descanso para optar por el modelo de colchón que se adapte mejor a tus necesidades.
Por tanto, es de gran importancia tanto el tipo de colchón como los hábitos de descanso pues un tercio de nuestra vida la pasamos durmiendo. Es un beneficio tanto físico como mental, un buen colchón es una base fundamental para nuestra salud.
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